De México al mundo

El Chavo del 8, un símbolo de la televisión latinoamericana

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Roberto Gómez Bolaños murió en Quintana Roo en 2014, a los 84 años.

Cordon Press
Vídeo: El Chavo del 8, una serie mítica y sus protagonistas

Vídeo: El Chavo del 8, una serie mítica y sus protagonistas

A diferencia de las películas, que también tienen su propia magia, las series de televisión tienen la capacidad de reunir y hacer compañía a las personas durante el tiempo que duran en una parrilla de programación. Y justamente ese fue el propósito que cumplió, desde su primer episodio emitido el 20 de junio de 1971, el Chavo del 8: un producto audiovisual que supo traspasar fronteras y que destaca en el imaginario colectivo de los latinoamericanos cuando se habla de México.

Producida, escrita y dirigida por Roberto Gómez Bolaños, también conocido como 'Chespirito' (por la castellanización del apellido del dramaturgo William Shakespeare), esta sitcom "a la mexicana" está protagonizada por el Chavo, un eterno niño huérfano que vive en un barril y que busca -y siempre encuentra- la solidaridad de sus vecinos: desde la Chilindrina, su mejor amiga, hasta el profesor Jirafales, el maestro de los niños que viven en la zona.

elchavo

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Personajes de El Chavo del 8, de izquierda a derecha: el señor Barriga, doña Florinda, el profesor Jirafales (arriba), la Chilindrina (abajo), el Chavo, Quico y Don Ramón.

Televisa

La serie se retransmitió por primera vez en el Canal 8, y de ahí proviene la coletilla de su título. Pero más tarde, la cadena pasó a manos de Televisa, un gran grupo de medios de comunicación mexicano que se encargó de difundir el proyecto por el continente y, de esta forma, convirtió al Chavo y a sus amigos en una suerte de símbolos, no solo para los mexicanos, sino para toda Latinoamérica.

Una serie sencilla con matices complejos

Aunque por su forma parece un programa dirigido a niños, lo cierto es que también llamó la atención de la audiencia adulta. La serie está atravesada por problemáticas complejas, como la orfandad, el maltrato y la pobreza, que suelen resolverse de manera simple y con humor. Tanto el hambre, que se manifiesta constantemente a través de la motivación del Chavo por comer "torta de jamón", como la violencia, física y verbal, juegan un papel fundamental en el objetivo de hacer reír.

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En este sentido, el Chavo es la representación máxima de la desigualdad social, y la trama muestra cómo la solución a las adversidades de su condición se halla únicamente en la caridad del resto de personajes. Por ello, muchos han criticado negativamente el tratamiento superficial de estas cuestiones profundas y consideran que se trata de una serie que romantiza la pobreza. 

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Roberto Gómez Bolaños fue el productor y guionista de la serie, pero además interpretó al protagonista, el Chavo.

Televisa

Bolaños se inspiró en la picaresca cervantina -caracterizada por tener un personaje principal antiheroico cuya existencia está condicionada por un entorno hostil- para reformular un género televisivo que se popularizó más tarde y en otras partes del mundo con éxitos como Cheers (1982-1993) o Friends (1994-2004), pero en vez de un bar, una oficina o una casa, el creador del Chavo eligió el espacio de la vecindad, como un lugar donde se cruza lo doméstico con lo público, se reafirma la clase social y se producen conflictos cotidianos con los que la audiencia puede sentirse identificada.

De México al mundo entero

Incluso más que los propios mexicanos, son las personas de otros países latinoamericanos quienes protegen con cariño el recuerdo de una serie que hasta julio de 2020 siguió retransmitiéndose en varias cadenas. La principal razón de su popularidad internacional no radica en la genialidad del proyecto, sino en el gran poder de Televisa dentro de los conglomerados de comunicación de Latinoamérica en la década de los 70. Su tecnología de producción, avanzada a la del resto de países, permitió reproducir rápidamente las cintas del programa y venderlas a otras cadenas (como Panamericana Televisión, en Perú, o SBT, en Brasil). 

Pero el Chavo no solo conquistó a los telespectadores de su continente. Pronto atravesó el océano y empezó a aparecer en la televisión portuguesa, denominado Chaves; en la italiana, conocido como Cecco della botte; en la TF1 francesa, llamado Clés, en la china y en la japonesa.

Así, un producto audiovisual mexicano que incluso contiene localismos en su nombre ("chavo") y en su lenguaje se transformó, "sin querer queriendo", no solo en un fenómeno global, sino también en un elemento de unión latina que perdura en el imaginario colectivo hasta el día de hoy.