Nerea Mortalena: "He de hacer 10 papeles para vender un cordero"

No siempre fue fácil la labor en el campo, estirada de sol a sol, como reza la leyenda popular no escrita. Javier Mindegia, hermano del aizkolari de Ezkurra que embelesó en el corte de troncos a los aficionados de la modalidad, sintió “más dolor” por ver desconsolado a su hijo, Mikel, asomado a la ventana de la cocina, que por el sacrificio de las vacas y ovejas que conformaban su explotación recién estrenado el milenio. El rostro bañado en lágrimas del hijo cuando se llevaban a los animales fue como una punzada en el corazón, más hiriente que el abandono por obligación de la actividad ganadera a la que se había consagrado en cuerpo y alma, junto a su mujer, Felisa Ugarte, la heredera del caserío Indakoa. “Suele comentar Javier, que fue pagar la nave y al año siguiente, en 2021, entró la enfermedad de las ‘vacas locas’. Tuvieron que sacrificar las vacas y las ovejas”. Quien lo recuerda es la sucesora como ganadera profesional en el caserío enclavado en una ladera de la carretera de Orabidea, dentro de los límites de Arraioz. Nerea Mortalena Mascotena, de la propia localidad aunque con raíces en Urdax y pasado en Elizondo, completó hace dos años los trámites oficiales para ser titular de una explotación, asumida como una apuesta familiar.

El antecedente sobre el que se sustenta el doble negocio de venta directa de carne de cordero, además de leche de oveja de latxa a Enequesa para queso de Roncal e Idiazabal, devuelve a Javier Mindegia y Felisa Ugarte a 1990. Disponían de “25 vacas de ordeño y entre 80 y 100 ovejas latxa” a su cargo, antes que el mal de las ‘vacas locas’ hiciese trizas sueños y empujase al entonces ganadero profesional a trabajar en la construcción por cuenta ajena. Hasta ese momento, “con las 25 ovejas de ordeño y las ovejas se sacaba un sueldo para la familia”, ampliada con “el abuelo, un tío abuelo y una tía”. “Hoy -asegura a sus 33 años de edad Nerea Mortalena- la ganadería no da para vivir”. Mikel, su pareja -“el protagonista, el hijo que lleva en la sangre ser pastor”-, debe trabajar como empleado en una fábrica del valle de Baztan. Comparten dos hijas, Enea, de 4 años; e Iraia, de 2; además de hogar en la segunda planta de Indakoa, encima del domicilio de los padres.

El contraste con las condiciones de una generación anterior es una evidencia de la involución que golpea a jóvenes agricultores y ganaderos. Frente a las dificultades, prima en su caso particular la “ilusión” y el apego a la tierra, que se traduce en “una filosofía de vida”. Fue nacer Enea en 2019 y fue concebida la idea de recuperar la ganadería extensiva como apuesta asociada a su proyecto de vida. En un primer momento, Nerea, como Mikel, compaginaron el pastoreo con sus trabajos profesionales. Ella era contable en dos empresas. Pero, el embarazo de Iraia, en 2021, aconsejó reposo y con él, una excedencia que permitió después dedicarse profesionalmente a la ganadería. Hoy son 360 las cabezas de oveja latxa mutturgorri que conforman su explotación. Tal encomiable es la ayuda con el acarreo de las ovejas de Javier Mindegia, como el apoyo en el cuidado de las hijas prestado por su mujer, Felisa; y los padres de Nerea, Luis Miguel Talo y Mari Paz. Es “mucho el esfuerzo” físico realizado, como la paciencia en el cobro de ayudas -según la joven pastora- sin olvidar los quebraderos de cabeza en la burocracia a complementar. “Para vender un cordero necesito hacer 10 papeles”, señala. Su expectativa en el futuro es que su pareja pueda dedicarse también profesionalmente a lo que ha sido siempre su pasión y que mejore la producción de sus ovejas de la mano de Aslana. Lo dice quien aprendió a ordeñar a mano en Urdax junto a su abuela, Nieves Jaurena, la misma que “ordeñaba al día 200 ovejas y vacas y atendía la casa”. Ejemplo al que admirar, su nieta, que en septiembre apareció en el programa de televisión de Karlos Argiñano, admite que le gustaría que sus hijas siguiesen su estela. “La mujer en Baztan siempre ha estado en casa. Ayudaba a las labores del caserío y atendía a la familia. No se le ha dado la importancia que debería tener”.